viernes, 17 de octubre de 2008





The Giaour (fragmento)
(Lord Byron, 1813)
Pero primero, sobre la tierra, como
vampiro enviado,
tu cadáver de la tumba será arrancado;
luego, lívido, vagarás por el que fuera
tu hogar,
y la sangre de todos los tuyos has de
chupar;
allí, de tu hija, hermana y esposa,
a media noche, la fuente de la vida
secarás;
Aunque abomines del banquete, debes,
forzosamente,
nutrir tu lívido cadáver viviente,
tus víctimas, antes de expirar,
en el demonio a su señor verán;
maldiciéndote, maldiciéndose,
tus flores marchitándose están en el
tallo.
Pero una que por tu crimen debe caer,
la más joven, entre todas, la más amada,
llamándote padre, te bendecirá:
¡esta palabra envolverá en llamas tu
corazón!
Pero concluir debes tu trabajo y
observar
en sus mejillas el último color;
de sus ojos el último destello,
y su postrera y vidriosa mirada debes
ver
helarse sobre el azul sin vida;
con impías manos desharás luego
las trenzas de su dorado cabello,
que fueron en vida bucles por ti
acariciados
y con promesas de tierno amor
despeinados;
¡pero ahora tú lo arrebatas,
monumento a tu agonía!
Con tu propia y mejor sangre
chorrearán
tus rechinantes dientes y macilentos
labios;
luego, a tu lóbrega tumba caminarás;
ve, y con demonios y espíritus delira,
hasta que de horror estremecidos, huyan
de un espectro más abominable que
ellos.





********************************
Que los muertos descansen en
paz
-Laß die Verstorbenen ruhen-
(Kaspar Stieler, 1632-1707)
¡Muere, Filidor!
¿por qué no moriste por tu deseo?
El coro de promesas de las musas
anunciaba herederos a tu nombre,
aunque pensara Florilis
que ninguno se lamentaría por ti.
Florilis, ciertamente,
reirá con tu muerte;
y, de seguro,
chistes contará
encima de tu ataúd
y brincará, vitoreará
y cantará sobre tu tumba.
Si alguien menciona tu nombre,
tras tu muerte,
como, cuando o donde sea,
ella se burlará sobre tu lápida,
ella misma sacudirá tus roídos huesos.
Mas, orgullosa niña,
no imagines
que te dejaré ir así.
Un rostro espectral,
parecido al mío, te atormentará;
te perseguirá mi fantasma e irá a la
cama contigo.
Un opresivo sueño
te despertará frecuentemente.
Con dificultad creerás cómo entonces
puedo asustarte:
Haré miserable tu vida con lamentos y
golpes.
Si por la mañana te encontraran
contusiones,
di que te las hice por vengarme.
Si caes enferma
te atormentaré en tus pensamientos.
Más vale entonces te corrijas
mientras tiempo hay para hacerlo.
Si me desvaneces en las aguas
vaporosas del Aquerón
no tendrá sentido quejarse
cuando te atormente mi fantasma.
*******************************
FIN

lunes, 13 de octubre de 2008



En algún lugar de Transilvania yace Drácula, el monstruo, durmiendo en su ataúd y aguardando a que caiga la noche. Como el contacto con los rayos solares le causaría la muerte con toda seguridad, permanece en la oscuridad en su caja forrada de raso que lleva iniciales inscritas en plata. Luego, llega el momento de la oscuridad, y movido por instinto milagroso, el demonio emerge de la seguridad de su escondite y, asumiendo las formas espantosas de un murciélago o un lobo, recorre los alrededores y bebe la sangre de sus victimas. Por último, antes de que los rayos de su gran enemigo, el sol, anuncien el nuevo día, se apresura a regresar a la seguridad de su ataúd protector y se duerme mientras vuelve a comenzar el ciclo.