viernes, 17 de octubre de 2008





The Giaour (fragmento)
(Lord Byron, 1813)
Pero primero, sobre la tierra, como
vampiro enviado,
tu cadáver de la tumba será arrancado;
luego, lívido, vagarás por el que fuera
tu hogar,
y la sangre de todos los tuyos has de
chupar;
allí, de tu hija, hermana y esposa,
a media noche, la fuente de la vida
secarás;
Aunque abomines del banquete, debes,
forzosamente,
nutrir tu lívido cadáver viviente,
tus víctimas, antes de expirar,
en el demonio a su señor verán;
maldiciéndote, maldiciéndose,
tus flores marchitándose están en el
tallo.
Pero una que por tu crimen debe caer,
la más joven, entre todas, la más amada,
llamándote padre, te bendecirá:
¡esta palabra envolverá en llamas tu
corazón!
Pero concluir debes tu trabajo y
observar
en sus mejillas el último color;
de sus ojos el último destello,
y su postrera y vidriosa mirada debes
ver
helarse sobre el azul sin vida;
con impías manos desharás luego
las trenzas de su dorado cabello,
que fueron en vida bucles por ti
acariciados
y con promesas de tierno amor
despeinados;
¡pero ahora tú lo arrebatas,
monumento a tu agonía!
Con tu propia y mejor sangre
chorrearán
tus rechinantes dientes y macilentos
labios;
luego, a tu lóbrega tumba caminarás;
ve, y con demonios y espíritus delira,
hasta que de horror estremecidos, huyan
de un espectro más abominable que
ellos.

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